La nulidad de la elección de Nemesio Roys como gobernador del departamento de La Guajira deja varias consecuencias que se deben capitalizar.

Lo primero es que en adelante se cambiarán las formas, las prácticas, las maneras de hacer política electoral, no solo en La Guajira sino en todo el país, para que los candidatos respeten el compromiso que se adquiere con los avales de los partidos y movimientos políticos.

Cuando se recibe un aval también se asumen responsabilidades, entre las cuales se incluye el apoyo a todos y de todos los candidatos que tenga el partido o movimiento que avala, y no se puede estar firmando pactos o compromisos con candidatos de otras vertientes. (sentencia)

En ese sentido el Consejo de Estado fue claro y preciso en la sentencia, respecto de la decisión: “Se concluyó que el demandado, en su condición de candidato militante del Partido Conservador e inscrito por una coalición de la que también hacían parte los partidos Cambio Radical, Colombia Renaciente y Social de Unidad Nacional, desconoció su deber de secundar a los candidatos de su colectividad de origen por las alcaldías de Uribia y Riohacha, al apoyar a los señores Gerardo Cujia Mendoza y Euclides Manuel Redondo, pertenecientes a los partidos Liberal Colombiano y de Reivindicación Étnica, respectivamente”. (ver prueba)

Y ese hecho no se reduce a lo que se ha querido plantear en el sentido de que Nemesio Roys no tiene culpa de que algún candidato se haya subido a la tarima para acompañarlo en la campaña. No señores. Siquiera respeten el sentido común.

Porque dice el Consejo de Estado “que el 3 de agosto de 2019, durante la apertura de la campaña del señor Gerardo Abel Cujia Mendoza, candidato del Partido Liberal a la alcaldía de Uribia, el señor Nemesio Raúl Roys Garzón manifestó, de forma clara e inequívoca ante la ciudadanía, su deseo de que aquél saliera victorioso en el certamen electoral, faltando a su compromiso de respaldar la candidatura de un candidato que respaldaba el Partido Conservador Colombiano y que estaba inscrito también como candidato a dicha Alcaldía.” (ver prueba)

Pero no conforme con haber apoyado a un candidato a la alcaldía de Uribia, distinto al de la coalición que lo respaldaba y lo había avalado: Partido Conservador, Cambio Radical, Colombia Renaciente y Partido de la U, también firmó públicamente un pacto con un candidato a la alcaldía de Riohacha distinto al de su coalición, como lo expresa el Consejo de Estado: “al suscribir el hoy Gobernador un pacto por la transformación de Riohacha, entre Euclides “Quille” Redondo” y Nemesio Roys Garzón, el cual se suscribió en un evento público organizado por el primero de los candidatos, perteneciente al Partido de Reivindicación Étnica…”. (ver prueba)

Los hechos son claros y son suficientes para que se hubiera concluido en la doble militancia a partir de las manifestaciones de apoyo recíproco que desconocieron el deber de fidelidad de Nemesio Roys con su colectividad de origen. (ver prueba)

De tal manera que no es como se le quiere hacer creer a la gente, criticando la decisión del Consejo de Estado, en el sentido de afirmar que se trató de un “tecnicismo”, o que el Consejo de Estado condenó el desarrollo que merece La Guajira, o que descalificó las cualidades y calidades de Nemesio Roys.

Nada de eso es cierto.

Más bien deben reconocer los errores que cometieron en la campaña, incluida la arrogancia del que se siente ganador, al punto de creerse dueños absolutos del poder.

Y esto enseñará que en adelante todo no puede valer en las campañas políticas, y que los pactos, avales, coaliciones se deben respetar.

Porque como también lo expresó el Consejo de Estado en la sentencia que anuló la elección: “se estableció que el demandado no podía invocar válidamente el haberse presentado a la campaña electoral en virtud de una coalición, para argüir que no le era aplicable la prohibición de la doble militancia, pues ésta, por disposición constitucional y legal, se predica sin distinción, respecto de quienes aspiren a ser elegidos en cualquier cargo de elección popular”.

Otra de las consecuencias es la frustración por mantener la expectativa de desarrollo que se había creado en el gobierno de Nemesio Roys. Me atrevo a creer que no hay un solo guajiro que no haya lamentado la decisión del Consejo de Estado o que no hubiera querido una decisión contraria. Creo que al respecto había un consenso para que la decisión fuera favorable a Nemesio Roys, independiente de que no se compartieran algunas de sus decisiones o que se ejerciera el derecho a la crítica.

Y es cierto, una vez tomada la decisión por la jurisdicción contenciosa no solo pierde el gobernador, sino que pierde la gente. Hay muchos proyectos que se verán frenados ante la situación que se presenta, porque no es lo mismo la interinidad de una persona encargada que la de alguien que esté afianzado en el cargo a partir de una elección.

Sobre todo, porque en los últimos días se vio mucha dinámica con las asignaciones de recursos de las regalías y los acuerdos con los alcaldes para llevar a cabo obras en los municipios.

Sin embargo, hay que decir al respecto que en su mayoría se trata de obras ornamentales, que en estricto sentido no le resuelven los problemas a la gente. La idea que se ha publicado es la de promover la industria del turismo, pero eso es una ilusión mientras no se resuelvan los problemas de servicios públicos. El turista no vuelve a un sitio donde se sienta incómodo. No nos engañemos con eso.

Pero en este aspecto hay que tener mucho cuidado y estar vigilantes para que ahora no se vayan a aprovechar de las circunstancias, se forme el desorden, y empiece la feria de contratos y órdenes de servicio y suministro, porque además de que los órganos de control deben estar a la expectativa también debe estar la comunidad ejerciendo el control social que le corresponde, además de las veedurías ciudadanas para hacer público cualquier abuso.

Otra de las consecuencias es la convocatoria a nuevas elecciones. Y al respecto se necesita de la gallardía de Nemesio Roys para que disponga lo necesario a efectos de que sea designado el gobernador que debe convocar a elecciones.

En el entretanto lo más conveniente es integrar a la mayor brevedad una terna de guajiros de alto nivel, que hay muchos en el mismo departamento y en otras partes del país, para que sea encargado alguien con suficiente capacidad e idoneidad, con formación y experiencia. De la misma talla de Nemesio Roys; porque no podemos negar de su importante formación académica y experiencia en cargos de muy alta responsabilidad.

En eso no se puede equivocar la dirigencia política del departamento de La Guajira; y tampoco volver a aceptar a cualquier forastero que llega como encantador de serpientes, o como si estuviéramos volviendo al descubrimiento de América. Ya ese curso se hizo y no se puede volver a repetir.

¡No señor!

En todo caso, en este aspecto se requiere de la máxima colaboración del exgobernador, para que se aleje de cualquier criterio mezquino y politiquero en dirección de entorpecer el proceso de las elecciones. Y que lo más pronto como sea posible dé un paso al costado para que facilite la transición.

En cuanto a las elecciones atípicas, teniendo en cuenta la experiencia de lo que acaba de suceder con Nemesio Roys, y por lo cual se tendrán que cuidar para llevar a cabo la campaña, es el momento ideal para pensar en un candidato o candidata de consenso para que termine el período y continúe con el plan de desarrollo que deja andando el exgobernador porque no se puede perder el tiempo.

Tendrá que ser un referente moral que borre de manera definitiva ese concepto que se está creando en el país en el sentido de que “guajiro” no es un gentilicio sino un sinónimo de corrupción.

A todos los oriundos de La Guajira no nos pueden meter en la misma bolsa. La gran mayoría de guajiros independiente de su condición económica, raza, género, formación académica, somos personas honestas con deseos de superación, emprendedores, fuertes para enfrentar adversidades; y sólo una milésima parte es la que ha trascendido por sus comportamientos inmorales e ilegales, pero los demás no tenemos la culpa y cada uno debe asumir su responsabilidad.

Ahora, con mayor razón, se necesita un candidato o candidata de transición con capacidad de iniciativa que no tenga rabo de paja, ni prontuario, ni conflictos de interés para que termine el período de gobierno. Un candidato o candidata que llegue a sumar, a construir, a unir a la gente, a transmitir optimismo por la tierra y por su gente.

Las personas que se postulen para esas elecciones deberían elaborar el programa de gobierno con base en la continuidad del plan de desarrollo que deja andando Nemesio Roys, para que procure mejorar la infraestructura de servicios públicos en los municipios, un gran programa de dotación de hospitales, afianzar la infraestructura escolar, además de un plan de mejoramiento de la infraestructura de vías terciarias de calidad, sin robarse la plata, con la participación de contratistas serios e idóneos que sean de arraigo guajiro y sentido de pertenencia.

Vincular a las empresas que están explotando recursos en La Guajira para que participen mediante convenios de obras por impuestos; vincular al departamento de manera directa en la próxima bonanza de las energías limpias, a través de la creación de una sociedad de economía mixta con participación de una empresa nacional y otra extranjera que conozca del tema; capacitar y organizar a las comunidades indígenas para que se apropien de la explotación turística.

Pero además, un candidato o candidata con la capacidad de organizar un equipo llevar a cabo la construcción de un plan para los próximos 50 años, que sea adoptado como una política departamental para que tenga continuidad en los próximos gobiernos y que no lleguen a improvisar ni perder el tiempo.

De todas maneras, la decisión del Consejo de Estado debe quedar como una lección aprendida con todas sus implicaciones, y que a partir de ahora sean erradicadas las malas prácticas en las campañas electorales, porque todo no vale en las campañas políticas.

Demanda: Doble militancia frente a candidatos inscritos en coalición